PÁLIDO ALI

24 Mar

El primer recuerdo que tengo de una transmisión de Juegos Olímpicos es el de un hombre negro, viejo y tembloroso encendiendo la antorcha olímpica con un estadio colmado de gente coreando su nombre. Yo, en mi pueril ignorancia, tuve que preguntarle a mi mamá quién era ese tipo. Ella miró el televisor e inmediatamente respondió: Mohamed Ali. Mi mamá, a la que poco y nada le interesa el deporte, me contó que él era el boxeador más grande de todos los tiempos y se mostró conmovida al notar que estaba sufriendo de Parkinson, el cual ella atribuyó a los golpes recibidos en la cabeza durante su carrera profesional. Entonces, el hombre al que yo estaba viendo no era un tipo cualquiera, era una leyenda viviente. Al pasar de los años he seguido oyendo, viendo y leyendo cosas sobre M. Ali, que además de haber sido uno de los mayores deportistas que ha dado el mundo también es fue uno de los personajes más influyentes y controversiales de la historia de los EEUU. Es por esto que no es de extrañar que Hollywood haya producido una película basada en la vida de este mítico hombre. La obra en mención se llama Ali, fue escrita y dirigida Michael Mann, protagonizada por Will Smith, se estrenó en Colombia en el año 2002 y yo la pasé por alto hasta 2014, año en el que al fin la vi. La parte triste de la historia es que la película está muy por debajo de la grandeza del personaje.

Empezaré diciendo que Ali nunca me la recomendó nadie, por fortuna, la vi motivado por una visita al Muhammad Ali Center en Lousiville, ciudad natal del boxeador. El Center es un lugar dedicado a difundir los seis principios sobre los cuales se supone que él construyó su legado: confianza, convicción, dedicación, dar, respeto y espiritualidad. Para mí fue una visita bastante entretenida ya que la exhibición reconstruye la leyenda acertadamente y sin esconder al ser humano lleno de errores y contradicciones detrás de ella. La película se me antojó como lo que podría ser un complemento perfecto para lo visto en el museo. Sin embargo, lo que me encontré fue una obra muy larga, plana y mal narrada.

El filme cubre la vida de M. Ali desde 1964, cuando obtuvo por primera vez el título mundial de los pesos pesados, hasta 1974, cuando reconquistó el mismo título en una legendaria batalla llevada a cabo en Zaire, con la adición de una escena inicial que lo muestra de niño. Esto significa que se cubren los 10 años durante los que Cassius Clay, el nombre original de Ali, dio los pasos necesarios para convertirse en un personaje de relevancia mundial tanto por sus logros deportivos como por sus posturas políticas y teológicas. Por mencionar algunos hechos, durante esos años el mítico boxeador se convirtió en militante de la Nación del Islam, , se cambió de nombre, se casó dos veces y se le prohibió pelear profesionalmente durante tres años después de que se negara a prestar servicio militar. Resumir en una película esa década en la vida de una persona tan activa, importante y controversial no es una tarea sencilla ya que el material es mucho y denso. Más titánica aún es la tarea de desvelar al ser humano y las conexiones emocionales que hay por debajo de ese mar de hechos. Es precisamente en ese último aspecto en que falla Ali. La sensación que queda es que la película no deja mucho más que el artículo sobre M. Ali que aparece en Wikipedia. La narración es una sucesión superficial de hechos y el ser humano detrás de ellos nunca sale a la luz. Inútiles resultan los esfuerzos por dramatizar la historia con la inclusión dentro de la trama de momentos de cortejo, peleas maritales y las profundas amistades del protagonista con Budini Brown, Howard Cosell y Malcolm X, ya que se salta de una escena a la otra sin un hilo conductor definido. El resultado es una película que al final no dice nada.

Tan poco hay de fondo en Ali que casi seis minutos de la película son dedicados a ver a M. Ali corriendo por las calles de Kinshasa con una multitud gritando a su alrededor. Una escena larguísima que no aporta nada y merece ir directo al pabellón del olvido.


Sobre el trabajo de W. Smith hay que destacar que por momentos logra parecerse en demasía al personaje de la vida real. A pesar de esto, el Ali de la película no transmite las increíbles energía y vitalidad que son notorias cuando se ven las grabaciones del verdadero Ali. Pero para ser justos, la verdad es que resulta difícil creer que algún actor hubiera podido hacer mucho más que el señor Smith con tan pálido libreto.

Seguramente Hollywood hará algún día una película a la altura del campeón Ali. El filme de Michael Mann fue un intento fallido. Al que quiera empaparse de la vida de este magno atleta y figura pública tal vez le vaya mejor dirigiéndose a When We Were Kings, Facing Ali o cualquier otro documental que se encuentre por el camino.

En Twitter: @peresoj

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